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Fragments literaris
Presentem una relació no exhaustiva d'obres
que tracten del tema de l'ateisme, la filosofia materialista, que mostren la
incoherència de les idees religioses, o bé que pel seu contingut poden
senzillament resultar d'utilitat —com succeeix en determinades obres de caràcter
científic— per aquells qui estiguin interessats a aprofundir en algun aspecte
de tot allò que pugui estar relacionat amb una concepció atea del món.
Presentamos una relación no exhaustiva de
obras que abordan la temática del ateísmo, la filosofía materialista, que
muestran la incoherencia de las ideas religiosas, o bien que por su contenido
puedan sencillamente resultarles de utilidad —como sucede en determinadas
obras de carácter científico— a aquellos que estén interesados en
profundizar en algún aspecto de todo lo que pueda estar relacionado con una
concepción atea del mundo.
Abasolo Soto, Jorge
Catecismo Científico
Talleres Gráficos Santiago (Santiago
–Chile–)
Ediciones "La Razón" (Amsterdam
–Holanda–)
Albiac, Gabriel; Bueno, Gustavo; De Miguel,
Amando; Puente Ojea, Gonzalo y Sabadá, Javier
La Influencia de la Religión en la
Sociedad Española
Ediciones Libertarias-Prodhufi
Alfaric, Prosper
De la Foi a la Raison
Union des Athées
Alfaric, Prosper
Dieu n'existe pas
Union des Athées
Allègre, Claude
Dios frente a la ciencia
Editorial Península
Amorós Azpilicueta, J.J.
La libertad religiosa en la Constitución
española de 1978
Editorial Tecnos
Arnheim, Michael
¿Es Verdadero el Cristianismo?
Editorial Crítica
Atienza, Juan G.
Los pecados de la Iglesia
Editorial Martínez Roca
Atkins, Peter W.
Cómo Crear el Mundo
Editorial Crítica
Atkins, Peter W.
La Creación
Editorial Labor
Baeza L., Álvaro
El Gran Combate por el Tesoro de San
Pietro (Complot vaticano tomo III)
ABL Editor
Baeza L., Álvaro
El Vaticano derribó el Muro de Berlín
ABL Editor
Baeza L., Álvaro
La Batalla por el Tesoro de San Pietro
(Complot vaticano tomo II)
ABL Editor
Baeza L., Álvaro
La Increíble Historia del Estado Vaticano
ABL Editor
Baeza L., Álvaro
La Verdadera Historia del Opus Dei
ABL Editor
Baeza L., Álvaro
Marcinkus, Banquero de Dios y Cajero de
tres Papas
ABL Editor
Baeza L., Álvaro
Matar al Papa
ABL Editor
Baeza L., Álvaro
¿Por qué murió Albino Luciani? Juan
Pablo I.
ABL Editor
Baeza L., Álvaro
Topos y Espías en el Vaticano
ABL Editor
Baeza L., Álvaro
Trampa al Vaticano (Complot Calvi–IOR–Ambros.)
(Complot vaticano tomo I)
ABL Editor
Beaughon, Albert
La Vie de Jésus–Christ par un Athée
Union des Athées
Botti, Alfonso
Cielo y dinero. El nacionalcatolicismo en
España (1881-1975)
Alianza Editorial (AU 717)
Bruno, Giordano
Expulsión de la bestia triunfante
Alianza Editorial (AU 581)
Bruno, Giordano
La cena de las cenizas
Alianza Editorial (AU 509)
Bruno, Giordano
Sobre el Infinito Universo y los Mundos
Ediciones Orbis
Bueno, Gustavo
Cuestiones cuodlibetales sobre Dios y la
Religión
Editorial Mondadori
Bueno, Gustavo
El animal divino. Ensayo de una filosofía
materialista de la religión
Editorial Pentalfa
Bunge, Mario
Materialismo y Ciencia
Editorial Ariel
Camús, Albert
El Mito de Sísifo
Alianza Editorial
Castellà-Gassol, J.
El Dinero de la Iglesia
Editorial Dirosa
Celso
El discurso verdadero contra los
cristianos
Alianza Editorial (LB 1324)
Ciáurriz Labiano, M.J.
La libertad religiosa en el Derecho español.
(La ley orgánica de Libertad religiosa).
Editorial Tecnos
Cicerón, M.T.
Sobre la naturaleza de los dioses
UNAM
Cifuentes, Luis María
¿Que es el laicismo?
Ediciones del Laberinto, S.L.
Coen, Leonardo; y Sisti, Leo
Marcinkus "El Banquero de Dios"
Editorial Grijalbo
John Cornwell
El Papa de Hitler
Editorial Planeta Mes informació
Crick, Francis
La Búsqueda Científica del Alma
Editorial Debate
Crossan, John D.
El Jesús de la Historia
Editorial Crítica
Crossan, John D.
Jesús: Vida de un Campesino Judío
Editorial Crítica
Dalian, Robert
Dieux contre Dieux
Union des Athées
Dalian, Robert
La Vie de Jesus
Union des Athées
Davies, Paul
La mente de Dios. La base científica de
un mundo racional
Editorial McGraw-Hill
Dawkins, Richard
El relojero ciego
Editorial Labor, SA
Dawkins, Richard
El gen egoísta: las bases biológicas de
nuestra conducta
Editorial Labor, SA
De Orbaneja, Fernando
La Iglesia no posee la Verdad
Ediciones Libertarias-Prodhufi
Delgado, Manuel
Las palabras de otro hombre
(anticlericalismo y misogínia)
Deschner, Karlheinz
Historia Criminal del Cristianismo Vol. 1
"Los Orígenes"
Editorial Martínez Roca
Deschner, Karlheinz
Historia Criminal del Cristianismo Vol. 2
"La Época Patrística"
Editorial Martínez Roca
Deschner, Karlheinz
Historia Criminal del Cristianismo Vol. 3
"La Querella de Oriente"
Editorial Martínez Roca
Deschner, Karlheinz
Historia Criminal del Cristianismo Vol. 4
"Iglesia Antigua: Falsificaciones y Engaños"
Editorial Martínez Roca
Deschner, Karlheinz
Historia Criminal del Cristianismo Vol. 5
"Iglesia Antigua: Lucha contra los Paganos"
Editorial Martínez Roca
Deschner, Karlheinz
Historia Criminal del Cristianismo Vol. 6
"Alta Edad Media: El Siglo de los Merovingios"
Editorial Martínez Roca
Deschner, Karlheinz
Historia Criminal del Cristianismo Vol. 7
"Alta Edad Media: El Auge de la Dinastía Carolingia"
Editorial Martínez Roca
Deschner, Karlheinz
Historia Sexual del Cristianismo
Editorial Yalde
Discípulos de la Verdad
A la sombra del Papa enfermo
Ediciones B
Discípulos de la Verdad
Mentiras y crímenes en el Vaticano
Ediciones B
Esteban, José
El Refranero Anticlerical
Editorial VOSA
Fábrega Escatllar, Valentín
La herejía vaticana
Editorial Siglo XXI
Fau, Guy
La Fable de Jesus Christ
Union des Athées
Fau, Guy
Les Raisons de l'Athéisme
Union des Athées
Faure, Sebastian
Doce Pruebas de la Inexistencia de Dios
Editorial Júcar
Faure, Sébastien (López Campillo, Antonio;
prólogo y epílogo)
Doce Pruebas que demuestran la no
existencia de Dios
Editorial La Máscara
Fernández Nieto, M.
Proceso a la brujería (En torno al auto
de fe de las brujas de Zagarramurdi (Logroño, 1610))
Editorial Tecnos
Fernández-Rañada, Antonio
Los científicos y Dios
Ediciones Nobel
Ferrer Quesada, Fernando
En torno a las religiones
Publicaciones ácratas El Sembrador
Ferreras, Juan Ignacio
Diálogos del Ateo
Ediciones Vosa
Ferreras, Juan Ignacio
Florilegio de la lengua atea
Ediciones Vosa
Feuerbach, Ludwig
Escritos en torno a la esencia del
cristianismo
Editorial Tecnos
Feuerbach, Ludwig
La esencia de Cristo
Editorial Trotta
Feuerbach, Ludwig
La esencia de la religión
Feuerbach, Ludwig
Sobre el espiritualismo y el materialismo
Flores d'Arcais, Paolo
El desafío oscurantista. Ética y fe en
la doctrina papal
Diario «El Mundo» 31/12/1994
Freke, Timothy; y Gandy, Peter
Los misterios de Jesús. El orígen oculto
de la religión cristiana
Editorial Grijalbo
Fromm, Erich
El Dogma de Cristo
Editorial Paidós
Fromm, Erich
Y Seréis como Dioses
Editorial Paidós
Gametxo, Erramun
Ni Dios ni Darwin
Editorial Arabera
Més
informació
García Voltà, Gabriel
Elogio del ateísmo y otras diabluras
Maikalili Ediciones
Glucksmann, André
La tercera muerte de Dios
Editorial Kairós
Més
informació
Daniel Jonah Goldhagen
La Iglesia católica y el Holocausto
Taurus, Santillana Ediciones generales Mes informació
Gómez Movellán, Antonio
La iglesia católica y otras religiones en la España de hoy
Ediciones Vosa
Gould, Stephen Jay
Ciencia versus religión. Un falso
conflicto
Editorial Crítica Més informació
Goutemiel
Et Voilà pourquoi ils ne croient plus
Union des Athées
Grigulevic, I.R.
Brujas-Herejes-Inquisidores
Ahriman Internacional
Gutierrez, Luis
Cornelia Bororquia
Ediciones VOSA
Herrmann, Horst
2000 años de tortura en nombre de Dios
Ediciones Flor del viento
Hiorth, Finngeir
Introducción al ateísmo
Asociación de Editores de la Revista Peruana
de Filosofía Aplicada (AERPFA)
Hiorth, Finngeir
Ética para ateos
Asociación de Editores de la Revista Peruana
de Filosofía Aplicada (AERPFA)
Hiorth, Finngeir
Introducción al humanismo
Asociación de Editores de la Revista Peruana
de Filosofía Aplicada (AERPFA)
Hoevels, Fritz Erik
Religión. Delirio Colectivo
Ahriman Internacional Mes informació
Holloway, Richard
Una moral sin Dios
Alba Editorial Mes informació
Hume, David
Diálogos sobre la religión natural.
Editorial Tecnos
Hume, David
Historia natural de la religión
Editorial Tecnos
Huxley, Aldous (recopilación)
Huxley y Dios
Editorial Thassàlia
Instituto del Ateísmo Científico de la
Academia de las Ciencias Sociales de la URSS
El Ateísmo Científico
Editorial Júcar
Joël, A.
Le Complexe de Dieu
Union des Athées
Kant, Immanuel
La religión dentro de los límites de la
mera razón
Alianza Editorial (LB 163)
David L. Kertzer
Los papas contra los judíos
Editorial Planeta Mes informació
Koyre, A.
Del mundo cerrado al universo infinito
Editorial Siglo XXI
Kryvelev, A.
Historia Atea de las Religiones Vol. 1
Editorial Júcar
Kryvelev, A.
Historia Atea de las Religiones Vol. 2
Editorial Júcar
Küng, Hans
¿Existe dios?
Cristiandad
La Mettrie, Julien Offroy de
El Hombre Máquina
Editorial Alhambra
Las Vergnas, G.
Jésus–Christ a–t–il Existé?
Union des Athées
Las Vergnas, G.
Pourquoi J'ai quitté l'église
Union des Athées
Lazare, Bernard
L'Antisémitisme
Union des Athées
Leita, Joan
Anàlisi destructiva de la Religió
Edicions 62
López Bago, Eduardo
El Cura
Ediciones VOSA
López Campillo, Antonio; y Ferreras, Juan
Ignacio
Curso acelerado de Ateísmo
Ediciones VOSA
Lorente, Ferran i Vilamitjana, Jordi
Propostes per a una litúrgia laica
CurbetCG Edicions
Lucrecio
De la Naturaleza. De rerum natura
Editorial Planeta
Maalouf, Amin
Las cruzadas vistas por los árabes
Alianza editorial Més informació
Mackie, J. L.
El Milagro del teísmo
Editorial Tecnos
Marina, Jose Antonio
Dictamen sobre Dios
Editorial Anagrama Mes informació
Messori, Vittorio
Leyendas negras de la Iglesia
Editorial Planeta–Testimonio
Mestre, L.E.
Ce que j'ai cru, ce que je crois
Union des Athées
Miethe, Terry; y Flew, Antony
¿Existe Dios?
Editorial Cátedra
Milenarios, Los
El Vaticano contra Dios
Ediciones B
Moliner Prada, Antonio
Fèlix Sardà i Salvany y el integrismo en
la Restauración
Servei de Publicacions de la Universitat Autònoma
de Barcelona
Momigliano, Arnaldo; y otros
El conflicto entre el paganismo y el
cristianismo en el siglo IV
Alianza Editorial (AU 614)
Monod, Jacques
El Azar y la Necesidad
Editorial Tusquets
Nietzsche, Friedrich
El Anticristo. Cómo se filosofa a
martillazos
Editorial Edaf
Nietzsche, Friedrich
Más Allá del Bien y del Mal
Editorial Edaf
Ockham, Guillermo de
Sobre el gobierno tiránico del papa.
Editorial Tecnos
Oparin, A. I.
El Origen de la Vida
Akal Editor"Editorial Tecnos
Otaola Bajeneta, Javier
Laicidad: una estrategia para la libertad
Ediciones Bellaterra
Oudin, B.
La Foi qui Tue
Union des Athées
Pannier, Robert
Carta abierta al Papa
Publicaciones ácratas El Sembrador
Pey, Luiz
El hecho religioso
Autoedición
Pinto Cañón, Ramiro
Contra lo irracional
Colectivo de afectados por sectas
destructivas
Plejanov, G. V.
Ensayos sobre el ateísmo y la religión
Editorial Júcar
Puente Ojea, Gonzalo
Ateísmo y religiosidad. Reflexiones sobre
un debate.
Editorial Siglo XXI
Puente Ojea, Gonzalo
El Evangelio de Marcos. Del Cristo de la
Fe al Jesús de la Historia
Editorial Siglo XXI
Puente Ojea, Gonzalo
El mito de Cristo
Editorial Siglo XXI
Puente Ojea, Gonzalo
El mito del alma. Ciencia y religión
Editorial Siglo XXI
Puente Ojea, Gonzalo
Elogio del Ateísmo
Editorial Siglo XXI
Puente Ojea, Gonzalo
Fe cristiana, Iglesia, Poder
Editorial Siglo XXI
Puente Ojea, Gonzalo
Ideología e Historia. El fenómeno
estoico en la sociedad antigua
Editorial Siglo XXI
Puente Ojea, Gonzalo
Ideología e Historia. La Formación del
Cristianismo como fenómeno ideológico
Editorial Siglo XXI
Ranke-Heinemann, Uta
No y amén
Editorial Trotta
Revuelta González, Manuel
El anticlericalismo español en sus
documentos
Editorial Ariel Prácticum
Riera, Santiago
Origen i evolució de l'univers
Edicions 62
Rodríguez, Pepe
El Poder de las Sectas
Ediciones B
Rodríguez, Pepe
La Vida Sexual del Clero
Ediciones B
Rodríguez, Pepe
Las Sectas hoy y aquí
Editorial Tibidabo
Rodríguez, Pepe
Mentiras Fundamentales de la Iglesia Católica
Ediciones B
Rodríguez, Pepe
Traficantes de Esperanza
Ediciones B
Rouzé, M.
La Parapsychologie en Question
Union des Athées
Rubert de Ventós, Xavier
Dios, entre otros inconvenientes
Editorial Anagrama
Més
informació
Russell, Bertrand
Misticisme i Lògica
Edicions 62
Russell, Bertrand
¿Por qué no soy Cristiano?
Editorial Pocket-Edasha
Russell, Bertrand
Sobre Dios y la Religión
Editorial Alcor (Martínez Roca)
Saint Damien
Enquête sans salamalecs chez Mahomet
Saint Damien
Salarrullana, Pilar
Las Sectas
Editorial Temas de Hoy
Salin, Philippe
Salir de una Secta
Union des Athées
Sánchez Motos, Enrique (Puente Ojea,
Gonzalo; prólogo)
Intolerancia religiosa y discriminación
en la España democrática
Ediciones Libertarias-Prodhufi
Sartre, Jean Paul
El Existencialismo es un Humanismo
Editorial Sur
Sartre, Jean Paul
El Ser y la Nada (Obras completas tomo 3)
Editorial Aguilar
Schalekamp, Jean
Mallorca any 1936, d'una illa hom no en pot fugir
Prensa Universitaria
Sciascia, Leonardo
De la parte de los infieles
Schrödinger, Erwin
Mente y Materia
Editorial Tusquets
Schrödinger, Erwin
¿Qué es la vida?
Editorial Tusquets
Taboada, José antonio de
Religión para Ana y Laura. La religión
vista por un ateo.
Foca, ediciones y distribuciones, S.L.
Tierno Galván, Enrique
¿Qué es ser agnóstico?
Unamuno, Miguel de
La agonía del cristianismo
Alianza Editorial (LB 1181)
Union des Athées
Dieu cet inconnu
Union des Athées
Valot
Lourdes et l'Illusion
Union des Athées
Voltaire
Cartas filosóficas y otros escritos
Editorial Edaf
Willis, Garry
Pecados papales
Ediciones B
Butlletí d’Ateus de Catalunya
Ateus de Catalunya
Apartat de Correus 13.112
08080–Barcelona
Espai de Llibertat
Fundació Francesc Ferrer i Guàrdia
Avinyó 44
08002–Barcelona
Tribune des Athées
Union des Athées
4, rue de l’Université
75005–Paris
Varios
Laicidad en España Estado de la cuestión a principios del siglo XXI
Concejalia de Educación. Excmo. Ayuntamiento de Motril
En aquest apartat recollim alguns fragments
literaris que hem considerat suggeridors per reflexionar sobre temes vinculats o
propers a l'ateisme o que, per les seves característiques poden ser un bon punt
de partida per a debatre arguments filosòfics relacionats amb aquesta qüestió.
En qualsevol cas aquests fragments no són més que breus extractes d'obres
literàries prou conegudes i, lògicament, recomanen la lectura completa de les
obres per poder valorar íntegrament les argumentacions dels autors. També
pensem que a l'hora això permetrà gaudir d'una lectura més profunda i
gratificant. Considereu que en alguns casos aquests fragments poden ser
simplement reflexions aïllades dins del context de l'obra, però en d'altres
formen part del nucli argumental. Per això mateix recordem que sempre resulta
difícil valorar amb propietat un fragment d'una obra literària despullat del
seu context de procedència.
Fedor Dostoyevsky
Los Demonios
Editorial Bruguera
Segunda Parte. Capítulo Primero
La noche. V.
«—Usted debe ser muy feliz, ¿verdad Kirílov?
—Sí, lo soy —asintió el interpelado,
como quien da la más corriente de las respuestas.
—Sin embargo, hace poco tiempo estaba usted
muy triste y enojado con Liputin.
—Hum… Ahora no me quejo de él. Entonces
ignoraba que era feliz. ¿Se ha fijado alguna vez en la hoja de un árbol?
—Sí.
—Yo vi hace poco una amarilla, con sólo
restos de verdor, podrida por los bordes. Se la llevaba el viento. A la edad de
diez años, en invierno cerraba los ojos y me imaginaba una hoja verde,
reluciente, con todos sus tendones, y el sol brillaba. Abría luego los ojos y
no daba crédito a lo que veía, porque la otra visión era muy buena. Y de
nuevo los cerraba.
—¿Qué es eso, una alegoría?
—No… ¿Por qué? No se trata de una
alegoría, sino simplemente de una hoja. Una hoja está bien. Todo está bien.
—¿Todo?
—Todo. El hombre es desdichado porque no
sabe que es feliz; sólo por eso. !Ahí se encierra todo, todo! El que se
percata de ello, se vuelve feliz inmediatamente, en ese mismo instante. Esa
suegra se morirá, y la niña seguirá viviendo. Todo está bien dispuesto. Lo
descubrí de pronto.
—¿Y también está bien dispuesto que
alguien se muera de hambre o que alguien ultraje y deshonre a una niña?
—También eso. El que se destroce la cabeza
por un niño, hará bien, y el que no se la destroce, igual. Todo está bien,
todo. Los que saben esto viven a gusto. Si todos supieran que les va bien, les
iría bien, pero mientras no lo sepan les irá mal. !Ahí radica todo el
pensamiento, todo, y no existe ningún otro!
—¿Cuándo se enteró usted de que era tan
feliz?
—La semana pasada, el martes; no, el miércoles,
pues era de noche y ya había llegado el miércoles.
—¿Cómo lo supo?
—No recuerdo. Iba paseando por la habitación…
Pero da igual. Detuve el reloj a las dos y treinta y siete minutos.
—¿En señal de que el tiempo debía
detenerse?
Kirílov guardó silencio.
—Son malos —reanudó luego su disquisición—
porque no saben que son buenos. Cuando lo sepan no violarán a las niñas.
Necesitan enterarse de que son buenos, y entonces, todos, desde el primero al último,
se volverán buenos.
—Usted ya se ha enterado. ¿Quiere decirse
que es bueno?
—Sí, lo soy.
—Dicho sea de paso, coincido en ello
—murmuró Stavroguin, cejijunto.
—Quien enseñe que todos somos buenos pondrá
fin al mundo.
—Quien lo enseñó fue crucificado.
—Vendrá a nos, y su nombre es el de hombre
Dios.
—¿No el de Dios hombre?
—No, sino el de hombre Dios. Hay
diferencia.»
Fedor Dostoyevsky
Los Demonios
Editorial Bruguera
Tercera Parte. Capítulo Sexto
Una noche atareada. II.
«—Nunca he llegado a comprender esa obsesión
de usted. ¿Por qué es usted Dios?
—Si Dios existe, toda la voluntad es suya,
y yo no puedo escapar a su voluntad. Si no existe, toda la voluntad es mía, y
yo estoy obligado a mostrar mi libre albedrío.
—¿Su libre albedrío? ¿Y por qué está
obligado a mostrarlo?
—Porque dispongo plenamente de mi voluntad.
¿No habrá nadie en todo el planeta que, rechazando a Dios y creyendo en el
libre albedrío, ose demostrarlo en su total integridad? Viene a resultar como
el caso del pobre que, al recibir una herencia, se asusta y no se atreve a
acercarse al saco heredado por considerarse incapaz de poseerlo. Yo quiero poner
de manifiesto mi voluntad. Aunque sea yo solo, lo haré.
—Bueno, pues hágalo.
—Me veo en la obligación de pegarme un
tiro porque el punto culminante de mi libre albedrío consiste en suicidarme.
—No es usted el único que se ha matado;
suicidas ha habido muchos.
—Con motivo. Pero sin motivo alguno, por el
solo hecho de mostrar su libre albedrío, soy el único.
"Este no se suicida", volvió a
pensar Piotr Stepánovich.
—¿Sabe una cosa? —objetó, irritado—
Yo que usted, para demostrar mi libre albedrío mataría a otro, pero no a mí
mismo. Usted podría legar a ser útil. Si no se asusta, le digo a quien debiera
matar. En tal caso, valdría la pena que no se suicidara hoy. Llegaríamos a un
acuerdo.
—Matar a otro sería el punto más bajo de
mi libre albedrío; y eso es muy propio de ti. Yo no soy tú; aspiro a llegar al
punto máximo, y por eso me mataré.
"Ha llegado por su propio pie", gruñó
malévolo, para sus adentros, Verjovensky.
—Yo estoy obligado a manifestar mi
incredulidad —recorría la estancia Kirílov—. Para mí no hay una idea más
alta que la de que Dios no existe. La historia de la humanidad me respalda. El
hombre se ha dedicado siempre a inventar a Dios para vivir y no suicidarse; en
esto reside toda la historia universal hasta nuestros días. Yo soy, en la
historia universal, el único y el primero que se ha negado a inventar a Dios.
Que se sepa de una vez para siempre.»
Umberto Eco
La isla del día de antes
Editorial Lumen
Capítulo 5. El laberinto del mundo
«—Señor —había contestado Saint-Savin—,
la primera prenda de un hombre de bien es el desprecio de la religión, que nos
quiere temerosos de la cosa más natural del mundo, que es la muerte,
aborrecedores de lo único bello que el destino nos ha dado, que es la vida, y
aspirantes a un cielo donde de eterna beatitud viven sólo los planetas, que no
gozan ni de premios ni de condenas, sino de su eterno movimiento, en brazos del
vacío. Que Vuestra Merced sea fuerte como los sabios de la antigua Grecia y
mire a la muerte con ojo firme y sin miedo. Jesús sudó demasiado esperándola.
¿Qué tenía que temer, por otra parte, pues habría resucitado?»
Arturo Pérez-Reverte
El Club Dumas
Editorial Alfaguara Hispánica
Capítulo VII. El número Uno y el número
Dos.
«—Lo que nos lleva —dijo al fin— a la
cuestión que me ocupaba cuando usted llamó a la puerta… Cada vez que encaro
el problema siento lo que un cura renegando de su fe… ¿Le sorprende que use
la palabra sacrilegio?
—En absoluto. Supongo que se trata
exactamente de eso.
Fargas se retorcía las manos con gesto
atormentado. Su mirada se deslizó a su alrededor, por la habitación desnuda y
los libros en el suelo, hasta detenerse otra vez en Corso. La sonrisa parecía
una mueca postiza, que alguien hubiera pintado en su cara.
—El sacrilegio sólo se justifica en la
fe… Un creyente es el único capaz de cometerlo y sentir, al tiempo que
incurre en él, la dimensión terrible de su acto. Jamás experimentaríamos
horror profanando una religión que nos causara indiferencia; sería blasfemar
sin un dios dándose por aludido. Absurdo.»
Arturo Pérez-Reverte
La piel del tambor
Editorial Alfaguara
207
Capítulo V. Las veinte perlas del capitán Xáloc
«El padre Óscar se levantó dolorido, sin
apartar los ojos de él, y luego dio unos pasos con dificultad en dirección a
la ventana. Allí descorrió las cortinas, dejando entrar el aire y la luz.
—Defendernos de la Santa Madre Iglesia
—dijo por fin sin volverse—. Tan católica, apostólica y romana que ha
terminado traicionando su mensaje original. Con la reforma perdió la mitad de
Europa, y en el siglo XVIII excomulgó a la Razón. Cien años más tarde perdió
a los trabajadores, que comprendieron que estaba del lado de los amos y los
opresores. En este siglo que termina está perdiendo a la juventud y a las
mujeres. ¿Sabe qué va a quedar de todo esto?… Ratones correteando entre
bancos vacíos.
Se quedó callado unos instantes, inmóvil.
Quart lo oía respirar.
—Defendernos sobre todo —prosiguió el
vicario— de lo que usted viene a traer aquí: la sumisión y el silencio
—ahora miraba los naranjos de la plaza con aire obstinado—. En el seminario
comprendí que todo el sistema se basa en las formas; en un juego de ambición y
claudicaciones. En nuestro oficio nadie se acerca a nadie que no sea útil para
promocionarlo. Desde bien jóvenes elegimos un profesor, un amigo, un obispo que
nos ayuden a prosperar —Quart escuchó su risa queda, entre dientes; ya no había
nada de juvenil en el aspecto del padre Óscar—. Yo creía que un sacerdote sólo
realiza cuatro clases de inclinación ante el altar, hasta que conocí a
expertos en toda clase de inclinaciones. Yo mismo era uno de ellos, destinado a
la imposibilidad de dar a la gente el signo que nos exige, sin el que caen en
manos de quirománticos, astrólogos y mercachifles del espíritu. Pero al
conocer a don Príamo comprendí qué es la fe: algo independiente, incluso, de
que Dios exista. La fe es el salto a ciegas hacia los brazos de alguien que te
acoge en ellos…»
Arturo Pérez-Reverte
La piel del tambor
Editorial Alfaguara
Capítulo VIII. Una dama andaluza.
«—O nacemos y morimos de acuerdo a un
plan, o nacemos y morimos por accidente.
La vieja cita teológica no era una afirmación
ni una respuesta. Sólo una invitación a proseguir el razonamiento
interrumpido. Por primera vez Quart comprendía al hombre que estaba ante él; y
vio que el otro se daba cuenta. Un brillo de reconocimiento suavizaba la mirada
del viejo sacerdote:
—¿Cómo preservar, entonces —prosiguió
el párroco—, el mensaje de la vida en un mundo que lleva el sello de la
muerte?… El hombre se extingue, sabe que se extingue, y que a diferencia de
reyes, papas y generales, no quedará ninguna memoria de él. Tiene que haber
algo más, se dice. De lo contrario, el Universo es una broma de mal gusto; un
caos desprovisto de sentido. Y la fe se convierte en una forma de esperanza. Un
consuelo. Quizá por eso ya ni el Santo Padre cree en Dios.
A Quart se le escapó una carcajada que
sobresaltó a las palomas.
—Por eso defiende usted su iglesia con uñas
y dientes.
—Pues claro —el padre Ferro frunció el
ceño con malhumor—. ¿Qué más da que yo tenga fe o no la tenga?… Los que
acuden a mí sí la tienen. Y eso justifica de sobra la existencia de Nuestra Señora
de las Lágrimas. Fíjese en que no es casualidad que se trate de una iglesia
barroca: el arte de la Contrarreforma, del no penséis, dejadlo para los teólogos,
contemplad las tallas y los dorados, esos altares suntuosos, esas pasiones que,
desde Aristóteles, son el resorte esencial para fascinar a las masas… Aturdíos
con la gloria de Dios. Un excesivo análisis os roba la esperanza; destruye el
concepto. Sólo nosotros somos la tierra firme que os pone a salvo del torrente
tumultuoso. La verdad mata antes de tiempo.
Alzó Quart una mano:
—Hay una objeción moral, padre. Eso se
llama alienación. Planteada así, su iglesia es la televisión del siglo XVII.
—¿Y qué? —el párroco encogía los
hombros, despectivo—. ¿Qué fue el arte religioso barroco sino un intento por
arrebatarles audiencia a Lutero, a Calvino?… Además, dígame dónde estaría
el papado moderno sin la televisión. La fe desnuda no se sostiene. La gente
necesita símbolos con los que abrigarse, porque fuera hace mucho frío.»
Arturo Pérez-Reverte
La piel del tambor
Editorial Alfaguara
Capítulo XI. El baúl de Carlota Bruner
«—Dígame qué somos. Qué papel jugamos
aquí, en todo ese escenario que se extiende sobre nuestras cabezas. Qué
significan nuestras vidas miserables, nuestros afanes —alzó una mano un poco
hacia arriba, sin mirar dónde señalaba—… ¿Qué le importan a esas luces
su informe a Roma, la iglesia, el Santo Padre, usted o yo mismo?… ¿En qué
lugar de esa bóveda celeste residen los sentimientos, la compasión, el cálculo
de nuestras pobres vidas, la esperanza? —otra vez sonó la risa queda, áspera,
intranquilizadora—… Aunque brillen supernovas y agonicen estrellas, mueran y
nazcan planetas, todo seguirá girando, en apariencia inmutable, cuando nos
hallamos ido.
Quart sintió de nuevo aquella solidaridad
instintiva que en su mundo de clérigos hacía las veces de amistad. Guerreros
exhaustos, cada uno en su casilla de ajedrez, aislados, lejos de reyes y príncipes.
Librando el combate de su incertidumbre con las solas fuerzas y a su manera. Le
hubiera gustado acercarse al pequeño y viejo párroco y ponerle una mano en el
hombro; pero se contuvo. Las reglas también incluían la soledad de cada cual.
—En ese caso —dijo lentamente— no me
gusta la astronomía. Linda con la desesperación.
El otro lo miró un instante en silencio.
Parecía sorprendido.
—¿Desesperación?… Todo lo contrario,
padre Quart. Proporciona serenidad. Porque sólo es lo grave, lo valioso, lo
trascendente, lo que nos duele perder… Nada resiste a la despiadada lucidez de
sentirse una minúscula gotita de agua de mar, en el rojo atardecer del Universo
—hizo una pausa y se volvió a mirar la espadaña de la iglesia entre los
visillos agitados por la brisa—. Excepto, quizás, una mano amiga que nos
inspire resignación y consuelo, antes de que nuestras estrellas se apaguen una
a una y haga mucho frío, y todo esté consumado.
Después de aquello, el padre Ferro ya no
dijo nada más. Quart alargó la mano hasta el interruptor de la lámpara. La
encendió, y las estrellas desaparecieron.»
J. D. Salinger
El guardián entre el centeno
Alianza Editorial
Capítulo 14
«Nunca puedo rezar cuando quiero. En primer
lugar porque soy un poco ateo. Jesucristo me cae bien, pero con el resto de la
Biblia no puedo. Esos discípulos, por ejemplo. Si quieren que les diga la
verdad no les tengo ninguna simpatía. Cuando Jesucristo murió no se portaron
tan mal, pero lo que es mientras estuvo vivo, le ayudaron como un tiro en la
cabeza. Siempre le dejaban más solo que la una. Creo que son los que menos
trago de toda la Biblia. Si quieren que les diga la verdad, el tío que me cae
mejor de todo el Evangelio, además de Jesucristo, es ese lunático que vivía
entre las tumbas y se hacía heridas con las piedras. Me cae mil veces mejor que
los discípulos. Cuando estaba en el Colegio Whooton solía hablar mucho de todo
esto con un chico que tenía su habitación en el mismo pasillo que yo y que se
llamaba Arthur Childs. Era cuáquero y leía constantemente la Biblia. Aunque
era muy buena persona nunca estábamos de acuerdo sobre esas cosas,
especialmente sobre los discípulos. Me decía que si no me gustaban es que
tampoco me gustaba Jesucristo. Decía que como Él los había elegido, tenían
que caerte bien por fuerza. Yo le contestaba que claro que Él los había
elegido, pero que los había elegido al aliguí, que Cristo no tenía tiempo de
ir por ahí analizando a la gente. Le decía que no era culpa de Jesucrito, que
no era culpa suya si no tenía tiempo para nada. Recuerdo que una vez le pregunté
a Childs si creía que Judas, el traidor, había ido al infierno. Childs me dijo
que naturalmente que lo creía. Ése era exactamente el tipo de cosas sobre el
que nunca coincidía con él. Le dije que apostaría mil dólares a que Cristo
no había mandado a Judas al infierno, y hoy los seguiría apostando si los
tuviera. Estoy seguro que cualquiera de los discípulos hubiera mandado a Judas
al infierno —y a todo correr—, pero Cristo no. Childs me dijo que lo que me
pasaba es que nunca iba a la iglesia ni nada. Y en eso tenía razón. Nunca voy.
En primer lugar porque mis padres son de religiones diferentes y todos sus hijos
somos ateos. Si quieren que les diga la verdad, no aguanto a los curas. Todos
los capellanes de los colegios donde he estudiado sacaban unas vocecitas de lo más
hipócrita cuando nos echaban un sermón. No veo por qué no pueden predicar con
una voz corriente y normal. Suena de lo más falso.»
Mario Vargas Llosa
Los Cuadernos de Don Rigoberto
Editorial Alfaguara
Diatriba contra el deportista
«No conozco mentira más abyecta que la
expresión con que se alecciona a los niños: «Mente sana en cuerpo sano». ¿Quién
ha dicho que una mente sana es un ideal deseable? «Sana» quiere decir,
en este caso, tonta, convencional, sin imaginación y sin malicia, adocenada por
los estereotipos de la moral establecida y la religión oficial. ¿Mente «sana»,
eso? Mente conformista, de beata, de notario, de asegurador, de monaguillo, de
virgen y de boyscout. Eso no es salud, es tara. Una vida mental rica y propia
exige curiosidad, malicia, fantasía y deseos insatisfechos, es decir, una mente
«sucia», malos pensamientos, floración de imágenes prohibidas, apetitos que
induzcan a explorar lo desconocido y a renovar lo conocido, desacatos sistemáticos
a las ideas heredadas, los conocimientos manoseados y los valores en boga.»
Gore Vidal
Juliano el apóstata
Editorial Edhasa
Capítulo II. Las Memorias de Juliano Augusto
«—Pero esos hombres son inocentes.
—¿Inocentes? Ellos asesinaron al obispo
Arrio. —Los ojos de Galo brillaron de honestidad.
—¿Esos dos? ¿Fueron en realidad ellos?
—No —dijo Mardonio—, pero son discípulos
del obispo Atanasio…
—!El peor hereje de todos los tiempos!
—Galo se entusiasmaba siempre que su necesidad de violencia coincidía con lo
que los demás consideraban como una acción justa.
—Y se cree que Atanasio ordenó que
envenenaran a Arrio en un concilio de la Iglesia, hace algunos años. Como
consecuencia, Atanasio fue condenado al exilio por vuestro divino tío. Y ahora,
Juliano, debo recordaros por centésima vez que no debéis morderos las uñas.
Dejé de morderme las uñas, un hábito que aún
no he logrado desterrar del todo.
—¿Pero no son también cristianos?
—pregunté—. ¿No creen en Jesús y en los Evangelios?
—Sí —dijo Mardonio—, ellos también
son cristianos. Pero están equivocados.
Siempre he tenido una mentalidad lógica,
incluso de niño.
—Si son cristianos como nosotros no debemos
luchar contra ellos sino ofrecerles la otra mejilla. Además es indudable que
nadie debe matar, porque Jesús nos dice que…
—Creo que no es tan simple como decís
—replicó Mardonio.
Aunque sí que lo era. Hasta un niño podía
notar la diferencia entre lo que los galileos decían creer y lo que en realidad
creían, a juzgar por sus acciones. Una religión de hermandad y moderación que
diariamente asesina a los que están en desacuerdo con su doctrina, sólo puede
ser considerada hipócrita, o algo peor. Aunque quedara bien decir en mis
memorias que en ese momento dejé de ser galileo, no sería la verdad. Me
preocupaba lo que veía pero aún tenía fe. Mi liberación del Nazareno todavía
tardó bastante en llegar. Ahora, al mirar hacia atrás, pienso que el primer
eslabón de la cadena se rompió aquel día en la calle, cuando vi cómo los
monjes golpeaban a dos ancianos inocentes.»
Gore Vidal
Juliano el apóstata
Editorial Edhasa
Capítulo V
(Juliano Augusto)
«Los cristianos quieren reemplazar nuestras
hermosas leyendas por los registros policiales de un rabino reformador judío. A
partir de este material inverosímil esperan lograr una síntesis final de todas
las religiones conocidas. Ahora se apropian de nuestras festividades.
Transforman las deidades locales en santos. Nos quitan nuestros ritos de
misterio, en particular el de Mitra. Los sacerdotes de Mitra son llamados
"padres". Así los cristianos llaman "padres" a sus
sacerdotes. Incluso imitan la tonsura, esperando impresionar a los nuevos
conversos con los adornos familiares de un culto más antiguo. Han empezado a
llamar al Nazareno "salvador" y "curador". ¿Por qué?
Porque uno de nuestros más amados dioses es Asclepio, a quien llamamos
"salvador" y "curador".
—Pero nada hay en Mitra que iguale al
misterio cristiano —sostuve para mi mal—. Por ejemplo la Eucaristía, la
toma del pan y el vino, cuando Cristo dijo: "Aquel que coma de mi cuerpo y
beba de mi sangre alcanzará la vida eterna."
Máximo sonrió
—No descubro ningún secreto sobre Mitra si
os digo que nosotros también somos partícipes de un alimento simbólico, al
recordar las palabras del profeta persa Zaratustra, que dijo a aquellos que rendían
culto al Dios Uno… y a Mitra: "Aquel que coma de mi cuerpo y beba de mi
sangre, se hará uno conmigo y yo con él; él mismo no conocerá la salvación"
Esto fue dicho seis siglos antes del nacimiento del Nazareno.»
Gore Vidal
Juliano el apóstata
Editorial Edhasa
Capítulo V
(Prisco)
«Es una cuestión extraña y no existe una
explicación satisfactoria de la conducta de Juliano. Por supuesto él declara
que cuando niño le disgustó el espíritu partidista del obispo Jorge, y que
Porfirio y Plotino le abrieron los ojos sobre lo absurdo de las pretensiones
cristianas. Muy bien. Pero ¿por qué después se pasó a algo igualmente
absurdo? De acuerdo, ningún hombre educado puede aceptar la idea de un judío
rebelde como dios. Sin embargo, tras rechazar ese mito, ¿cómo puede creerse
que el dios héroe de los persas, Mitra, nació de un rayo que abrió una roca,
el 25 de diciembre, mientras los pastores miraban su nacimiento? (Los cristianos
acaban de agregar esos pastores al nacimiento de Jesús). O que Mitra vivió en
una higuera que lo alimentó y lo vistió, que luchó con la primera creación
del sol, el toro, que fue arrastrado por él (simbolizando de este modo los
sufrimientos del hombre) hasta que finalmente el toro escapó, por orden del
dios sol. Mitra apuñaló al toro con un cuchillo y del cuerpo de la bestia
salieron flores, hierbas y granos; de la sangre, vino; de su semen, el primer
hombre y la primera mujer. Luego Mitra fue llamado al cielo, tras celebrar una
última comida sacramental. El fin del tiempo tendrá lugar el día del juicio
cuando todos saldrán de sus tumbas y el mal será destruido mientras el bien
vivirá para siempre en la luz del sol.
No veo una diferencia esencial entre la
historia de Mitra y su secuela cristiana. Evidentemente, el código de conducta
de Mitra es más admirable que el cristiano. Los que rinden culto al primero
creen que la acción correcta es superior a la contemplación. Apoyan las
antiguas virtudes como el valor y el autodominio. Fueron los primeros en enseñar
que la fuerza es nobleza. Todo esto es preferible a la histeria cristiana que
vacila entre el asesinato de los herejes por un lado y un cobarde rechazo del
mundo por otro. Ningún creyente en Mitra puede ser absuelto del pecado mediante
la aspersión de agua. En un sentido ético, considero al culto de Mitra como el
mejor de los cultos de misterio. Pero es absurdo decir que es "más
verdadero" que sus rivales. Cuando alguien adopta una posición absoluta
acerca del mito y la magia, el único resultado posible es la locura.
Juliano habla siempre de su amor por el
helenismo. Honestamente cree amar a Platón y al razonamiento lógico. En
realidad, su anhelo es aquello que muchos desean en esta perecedera época:
asegurarse la inmortalidad personal. Prefirió rechazar el camino cristiano por
razones que encuentro oscuras, mientras se apoyaba en un absurdo equivalente.
Por supuesto, yo le tengo simpatía. Asestó buenos golpes a los cristianos, y
eso me encanta. Pero no puedo simpatizar con su temor a la muerte. ¿Por qué es
tan importante perdurar después de la muerte? Nunca cuestionamos el hecho
demostrable de que antes de nacer no existíamos. Entonces, ¿por qué tememos
convertirnos una vez más en aquello que éramos al comienzo? No tengo prisa por
partir. Pero considero la nada justamente como eso, nada. ¿Cómo puede temerse
a la nada?»
Gore Vidal
Juliano el apóstata
Editorial Edhasa
Capítulo XIX
(Libanio)
«Lo que más me perturba es su extraña
desesperanza respecto de esta vida y el exagerado énfasis que ponen en la próxima.
Por supuesto, la eternidad es más larga que el breve periodo de vida humana,
pero vivir continuamente con la idea de la eternidad es limitar el espíritu y
hacer al hombre infeliz en su vida cotidiana, puesto que su mirada nunca debe
dirigirse a este mundo encantador, sino a la oscura puerta a través de la cual
uno deberá pasar algún día. Los cristianos piensan tanto en la muerte como
los antiguos egipcios, y todavía no han encontrado quien, incluido mi querido y
antiguo alumno Basilio, haya extraido de su religión ese sentimiento de gozo y
liberación, de unidad con la creación y deleite en lo creado, que un hombre
recibe tras haber pasado por aquellas noches y días de Eleusis. Es la
mezquindad de los sentimientos cristianos lo que me desconcierta, su rechazo de
este mundo por otros que es —por decirlo con tacto— no del todo seguro. Es
preciso oponerse a ellos por su arrogancia intelectual, que a menudo parece
locura. Se nos dice que sólo existe un camino, una revelación: la de ellos. En
ninguna parte de sus diatribas y prevenciones puede uno encontrar la modestia de
la sabiduría de Platón, o el mundo prístino de carne y espíritu que canta
Homero. Desde el comienzo, las maldiciones y quejas han sido características
del estilo cristiano, heredado de los judíos, cuya disciplina humana e
intelectual es tan admirable como su constante amargura es limitadora y
esterilizadora.
No he hallado nada bueno en este sistema
religioso, a excepción de aquello que asimiló de nuestras antiguas costumbres,
y del ingenio y de la lógica helenística que usó para sus propios fines. Sin
embargo, ahora no tengo ninguna duda de que los cristianos prevalecerán.
Juliano fue nuestra última esperanza, y se fue demasiado rápido. Algo grande y
perjudicial ha entrado en la vida de este mundo antiguo. Uno recuerda,
estoicamente, el mandato de Sófocles: "Y mientras prevalezca esta ley,
nada que sea vasto entra en la vida de los mortales sin una maldición."
También es significativo que este culto a la
muerte tomase fuerza en el momento preciso en que los bárbaros se están
concentrando en nuestras fronteras. Es lógico que si nuestro mundo va a caer
—y estoy seguro de que así será—, los herederos de quienes originariamente
crearon esta hermosa civilización e hicieron el gran arte no tengan finalmente
arte y rindan culto a un hombre muerto, y cambien esta vida por una eternidad
desconocida que se encuentra detrás de la puerta negra.»
©
Ateus de CatalunyaApartat de Correus núm. 13.112
08080-Barcelona